“Es posible vivir casi sin recuerdos y vivir feliz, pero es imposible vivir sin olvidar.”
Friedrich Nietzsche

¿Qué sería de nosotros sin memoria?, nuestro nombre, nuestra personalidad, nuestra historia, hasta lo que desayunamos simplemente desaparecería sin darnos cuenta. La memoria permite guardar la información más importante de nuestra vida, se imagina no tener la capacidad de guardar sus recuerdos más preciados. El hombre siempre ha querido encontrar la máquina del tiempo sin darse cuenta de que tenemos una en nuestro interior. Con la memoria tenemos la capacidad de regresar el tiempo y revivir momentos y sentimientos del pasado, en lugares y con personas que quizá ya no se encuentran. Es gracias al cerebro que tenemos esta capacidad y mucho más, hasta crear recuerdo que nunca fueron verdad.

Alguna vez, al estar frente a un paciente que padecía el Mal de Alzheimer, una enfermedad que ataca al cerebro y va borrando irremediablemente nuestra vida hubo algo singular, al llegar nos saludamos como si fuéramos viejos amigos, comentamos cómo se sentía y los planes que tenía, sin embargo breves minutos después me preguntó si yo era una especie de tío o algo por el estilo porque yo le era familiar, al comentarle que estaba ahí por su enfermedad me contestó que lo más probable era que yo fuese su hijo que no había visto desde hace años, este paciente no tenía más que un solo hijo quien le acompañaba en ese momento. Pero ¿cómo se guarda la información que es importante para nuestra vida?, ¿qué hace el cerebro para recordar?, ¿cómo determina qué es importante de lo qué no?; la memoria permite adquirir información, transforma las cosas de nuestro rededor para que las podamos guardar y posteriormente tener acceso a ellas. Recordar es un proceso enigmático y complejo que ha cuestionado al humano desde hace mucho tiempo.

Es la brecha entre el presente y el pasado, entre nosotros y la realidad. El filósofo inglés John Locke decía que venimos a este mundo sin conocimientos, como una hoja en blanco, bajo esta visión estamos en este mundo para guardar recuerdos. Nuestra memoria está construida desde lo más íntimo de nuestro cerebro, hasta hace pocos años desconocíamos virtualmente cómo se generaba, hoy a la luz de la ciencia tenemos un conocimiento más exacto de ella. Nuestra memoria tiene varios tipos de almacenes, de corto y de largo plazo para retener la información durante un lapso de tiempo de acuerdo con sus necesidades de información. También tenemos una memoria episódica que guarda los momentos de nuestra vida, y otro almacén semántico constituido prácticamente por los significados de nuestro lenguaje. Hay muchas formas de memoria, tantas como autores han hablado de ella.

Quizá uno de los avances más importantes fue hecho hace 50 años por la Dra. Brenda Milner y el Dr. William Scoville quienes describieron las características de un paciente, el famoso paciente H.M. a quien se le tuvo que retirar quirúrgicamente una región de sus lóbulos temporales del cerebro y algunas de sus estructuras como el hipocampo para aliviar la epilepsia que lo había aquejado desde hacía años. Sin quererlo, los neurólogos también retiraron su capacidad de generar nuevos recuerdos. De esta manera, H.M. era capaz de recordar su vida, su casa y su familia, todos los hechos antes de la cirugía, sin embargo y tan sólo en cuestión de minutos todos sus recuerdos nuevos eran simplemente borrados de su mente, como si el agua se los hubiera llevado. Este desafortunado descubrimiento hizo intuir a los investigadores que el hipocampo, una estructura del Sistema Límbico era el encargado de pasar la información nueva al área de almacenaje relativamente permanente, es decir la corteza cerebral, y que esa área es la encargada de la consolidación de los recuerdos, donde se decide lo que recordaremos y lo que se olvida.

La memoria es algo más complejo que solamente guardar información, los momentos de nuestra vida que se almacenan son solamente una tarea de lo que tiene que hacer el cerebro; la memoria tiene varios componente, muchos autores la han dividido para su estudio. Hoy llamamos memoria funcional a la reunión de diversos sistemas que tienen que ver con el evocar o más comúnmente recordar, por ejemplo, la memoria explícita (con su memoria episódica con los momentos de nuestra vida y la semántica con los significados de las cosas) y los sistemas implícitos (procesos que tienen que ver con el espacio de trabajo y las funciones ejecutivas como planear, prever o pensar a futuro).

Si bien, la inteligencia global del paciente H.M. su se mantuvo prácticamente sin cambios, prácticamente todo lo que llegaba a su memoria de corto plazo se perdía. Seguir una conversación, la historia de una película o leer un libro simplemente se convertían en actividades imposibles. ¿Qué hace el hipocampo con la memoria? Esta área cerebral forma parte del ya mencionado Sistema límbico, un conjunto de estructuras muy antiguas, que pertenecen desde la época de los dinosaurios al cerebro. Se ha dado cuenta de que hay olores que traen recuerdos de una forma instantánea y que nos hacen sentir emociones, eso es porque este sistema se encarga de estos tres sistemas básicos: el olfato, las emociones y por supuesto, la memoria. La información de los sentidos que llega a nosotros pasa el hipocampo donde se filtra determinando sus características para entonces ser enviada a la corteza cerebral y almacenarse. Las neuronas del hipocampo trabajan bajo un principio llamado de Hebb.

El trabajo de una neurona es comunicarse con otra neurona, esto se le llama una sinapsis, y en este caso particular cuando una sinapsis se activa junto con la neurona que recibe el mensaje, esta comunicación se fortalecerá. Esto genera que cada vez que nos mantenemos en una actividad, esta se hará cada vez más fuerte y tendremos la capacidad de almacenarla con más facilidad, a esto se le llama potenciación a largo plazo, lo cual también facilita que podamos aprender más con menor esfuerzo. Así, la información más importante después se desglosa en fragmentos que se irán a la corteza cerebral, la cual divide las funciones para generar redes donde se guardarán los recuerdos. La corteza es una especie de almacén que cataloga la información de acuerdo a criterios como colores, formas, usos, entre otros elementos y así garantizar su acceso posterior.

Cada parte del cerebro se especializa en algunos aspectos como imágenes visuales, sonidos, movimientos y mucho más, así un recuerdo se divide en partes de acuerdo a un criterio específico y se almacena en la parte del cerebro que le corresponda, por ejemplo, ver una película se desglosa en imágenes de personas, lugares y tiempo, los sonidos en voces y música, movimientos en bailes y cada uno de estos elementos se guarda por separado en la corteza para después reunirse si así se necesita. De esta forma un recuerdo forma una red, donde si alguno de sus elementos se pierde no hay tanto problema dado que los demás elementos se mantienen vigentes.

Pero ¿de qué manera se guardan nuestros recuerdos? De nuevo las cosas se hacen en la sinapsis, se inicia un fenómeno bioquímico que despierta a los llamados segundos mensajeros (como el adenosín monofosfato cíclico), que son sustancias químicas en las neuronas y que se pueden combinar con la información genética del núcleo de nuestras neuronas ordenándole a hacer algunas proteínas, dichas proteínas encierran nuestros recuerdos, es decir, esa proteína almacena la información generada por una sinapsis, una experiencia y al transformarse en proteínas se convierten ahora en un recuerdo que perdurará relativamente permanente en las células nerviosas en la corteza, y cuando se llegan a necesitar, entonces esta proteína se activa y genera la misma actividad con la cual se generó inicialmente. Así, cada recuerdo se queda prácticamente en forma de proteínas que se van acumulando en la neurona listas para trabajar. De esta forma, la memoria tiene la capacidad de adquirir, codificar, almacenar y evocar la información; sin embargo, no podemos garantizar que un recuerdo quede para toda la vida. La memoria no es igual toda la vida, de hecho, se pierde poco a poco como parte de un proceso de envejecimiento normal, al ir avanzando la edad nuestras funciones intelectuales van decayendo conforme crecemos.

El envejecimiento y la pérdida de memoria son parte de un proceso natural que podemos detener si ejercitamos nuestro cerebro cotidianamente, por ejemplo, haga ejercicios como éste, lea esta lista de palabras: mesa, limón, nariz, cama, uva, lengua, ahora trate de recordar las que pueda, inténtelo de nuevo en diez minutos, en una hora y mañana. Protegernos del olvido no es tan difícil tenemos hoy en día fórmulas para ejercitar a nuestro cerebro y alargar sus capacidades, he aquí algunas fórmulas para hacerlo:

  • Lea un libro. De acuerdo con su gusto, tome un libro de cuentos, poesía, una novela o lo que más le llame la atención y continúelo haciendo constantemente, esto aumentará su uso del lenguaje y aprenderá nuevas palabras que estimularán su memoria semántica.
  • Conozca gente nueva. La interacción social es de suma importancia para estimular nuestra memoria episódica; debata y discuta noticias actuales, comente una película que vio recientemente o platique de algún tema; hacer lo anterior estimula la memoria de corto y largo plazo obligando a pensar en detalles pasados.
  • ¿Por qué no?, escriba su autobiografía. Recordar su historia de vida y escribirla hace que su memoria episódica y la mantendrá activa tiempo después, porque tendrá la capacidad de leerla y apoyarse en ella para mantener frescos sus recuerdos.
  • Nunca es tarde para estudiar. A veces pensamos que la escuela es sólo para los niños y jóvenes, pero lo cierto es que el cerebro nunca tiene límite para aprender.
  • Ponga atención en los detalles de las cosas. Muchas veces pensamos que tenemos una mala memoria porque perdemos las llaves u olvidamos la cartera, lo cierto es que muchas veces cuando no ponemos atención a las cosas que hacemos cotidianamente pues no pueden tener acceso al almacén de la memoria, por eso olvidamos.

Todo eso y muchas cosas más le permitirán tener una memoria fresca, pero realmente, lo más importante es que en cada cosa que haga en su vida diaria usted trate de de hacerla pensando en lo que quiere recordar de ese momento, la memoria es un sistema económico, solamente guardará lo que considere más importante para garantizar su acceso en nuestro cerebro. Y recuerde… no lo vaya a olvidar.

Este artículo apareció en la revista Gente & Mente en 2008