Cuando hablamos de comunicación implica que existe algún tipo de información o mensaje que debe ser transmitido entre una pareja de individuos. Para el humano, la comunicación se convierte en una parte esencial para los ámbitos de su desarrollo en la vida social. En el presente trabajo se busca hacer una breve recopilación de algunos elementos, en particular, con la conducta del comunicador, y muy detenidamente en lo que se refiere al lenguaje no verbal con el que se comunica.

Siempre que hablamos de comunicación implica que existe algún tipo de información o mensaje que debe ser transmitido entre una pareja de individuos: el comunicador y el receptor (Zajong, 1966). Para el humano, la comunicación se convierte en una parte esencial para los ámbitos de su desarrollo en la vida social (Zajong, 1966); y, además, se convierte en una necesidad descifrar el enigma en el que se encuentra rodeada (Antaki, 1998). Hay que señalar que para que el lenguaje se pudiera desarrollar en el hombre, se debieron de haber cumplido dos antecedentes: su naturaleza y la necesidad de ella, y necesariamente de gestos que le acompañan, cuyo objetivo pudiera ser en el de establecer reglas para la convivencia social (Antaki, 1998). En todas las especies la comunicación tiene algún significado en particular. No todas ellas se conocen hoy en día, pero sólo es cuestión de ingenuidad científica para descubrirla (Zajong, 1966). Recientemente se ha obtenido en experimentos en laboratorios evidencia sobre la eficiencia y el significado de la comunicación entre animales (Zajong, 1966).

Para analizar la comunicación es conveniente dividirla de acuerdo con los elementos abstractos que contiene: la conducta del comunicador, la conducta del receptor y el tipo de mensaje que se intercambia entre ellos, este último no dentro de la competencia de la psicología (Zajong, 1966). En este escrito me abocaré, en particular, en la conducta del primero, y muy detenidamente en lo que se refiere al lenguaje no verbal con el que se comunica.

En primer lugar, para comprender la conducta del comunicador primero será útil conocer por qué se comunica. ¿Qué factores intervienen en que si un individuo transmite algún tipo de información a otro individuo? Para saberlo, tenemos que distinguir tres funciones de la comunicación: incidental, consumatoria e instrumental (Zajong, 1966). En la comunicación incidental el comunicador transmite información a otro sin tener alguna intención al hacerlo, y al mismo tiempo, sin un conocimiento de que lo hace (Zajong, 1966). La diferencia entre la comunicación consumatoria e instrumental fue hecha por primera vez por Festinger en 1950. La comunicación consumatoria se realiza como consecuencia de un estado emocional o motivacional de un individuo (miedo, enojo, felicidad, etc.), y es sólo expresión de ese estado. La comunicación instrumental, por otro lado, está dirigida hacia un objetivo. Busca provocar efectos definitivos en el receptor y modificar directamente sus reacciones. En la comunicación consumatoria, los mensajes se emiten; su forma y contenido dependen sólo del estado del comunicador. En la comunicación instrumental, los mensajes se transmiten y varían de acuerdo con los efectos de las intenciones que se quieren producir en el receptor (Zajong, 1966).

Por otro lado, quien recibe la comunicación no es pasivo, admite imparcialmente cada bit de información que puede venir hacia él. Cada uno de nosotros diariamente es bombardeado por una multitud de mensajes, y nuestros sentidos fisiológicos y psicológicos simplemente no permite atender de igual forma a todos ellos. Una gran porción de ellos (lo cual es incuantificable) es completamente ignorado. Nosotros nos preparamos para “recibir” la información. Los estados preparatorios tienen fuertes efectos selectivos y directivos en que información será admitida o ignorada, y cómo se organiza si se recibe (Zajong, 1966). El estado de preparación del “transmisor” le permite recibir y organizar información en unidades potenciales de mensajes transmisibles. Los “transmisores”, por lo tanto, ponen atención a detalles específicos del mensaje para transmitirlos, elemento por elemento, en una secuencia significativa. Los “receptores” tienden a juzgar la información del mensaje en categorías que después podrían integrarse en nuevos mensajes de respuesta o para otros individuos (Zajong, 1966). El estado preparatorio del receptor no sólo depende en qué es lo que espera hacer con la información recibida. También depende en quién sea el comunicador, qué opinión sostiene, qué tan fiable sea su información y más (Zajong, 1966).

La comunicación incidental como modificadora de la conducta. La mayoría de las veces, sin tenerlo en cuenta, las personas comunican sus estados emocionales, intereses y necesidades a través de pequeñas pistas conductuales que le dan información al receptor de esta vía de comunicación (Zajong, 1966). Todas estas señales no verbales de la comunicación incidental son de gran importancia porque cumplen una función social. Hay investigaciones, por ejemplo, sobre el impacto total de un mensaje, en donde un 7% es de forma verbal (sólo palabras), 38% vocal (incluyendo tono de voz, inflexiones y otros sonidos) y el 55% es no verbal. También se ha encontrado que el componente verbal de una conversación cara a cara es menor del 35% y que el 65% de la comunicación realizada es no verbal (Pease, 1993). De la misma forma, se han realizado varias investigaciones para determinar si las señales no verbales son innatas, aprendidas, transmitidas genéticamente o adquiridas de algún otro modo, y entre las conclusiones a las que se ha llegado indican que algunos gestos caen dentro de cada categoría, desde la habilidad innata de succión de un bebé recién nacido, la sonrisa innata en los niños, y las diferentes expresiones faciales entre las diversas culturas (Pease, 1993). Muchos gestos tienen un origen evolutivo y se puede remontar a nuestro pasado primitivo, como la sonrisa, que originalmente era un gesto de amenaza y que actualmente se usa para mostrar placer (Pease, 1993).

Se han descrito una serie de canales, a través de los cuales, podemos, sin necesidad de palabras, transmitir un mensaje (Ostrosky, 1999), y estos son:

  1. Kinestésico, que son las posiciones del cuerpo y los gestos.
  2. Las inflexiones y modulación de la voz.
  3. Adornos y la ropa que usa una persona.
  4. Olfato, como el uso de ciertos perfumes.
  5. Proxémica que es la distancia que guardan dos o más personas.
  6. Háptico, que es lo relacionado con el tacto o caricias.
  7. El uso del tiempo.
  8. El entorno en que se desarrolla una persona o la acción de ella.

Con estas vías de comunicación no verbal las personas brindan información “sin darse cuenta” de que lo está haciendo, y con estos mensajes, a veces muy sutiles, se está modificando la conducta del receptor de dicho mensaje. Los usos que se le puede dar a la comunicación no verbal son muchos, de ahí que cumplan una función social y hasta adaptativa, desde mejorar una relación personal hasta engañar a otra persona. Hay que recordar que muchas veces no somos conscientes de este tipo de comunicación. El proceso de la comunicación será eficiente si la intención del comunicador y el estado preparatorio del receptor son congruentes (Zajong, 1966).

Referencias:

  • Antaki, I. (1998) El banquete de Platón (Ciencia). Edit. Joaquín Mortiz.
  • Ostrosky, F. (1999) La Comunicación No Verbal. RadioRED (En radio).
  • Pease, A. (1993) Lenguaje Corporal. Sheldon Press.
  • Zajong, R.B. (1966) Social Psychology: An Experimental Aproach. Brooks/Cole Publishing Company.

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